martes, 5 de julio de 2011

Érase una vez…

Dicen que hace varios años había un pueblo en el que residía una pequeña familia con un hijo y una hija. Los hijos se hicieron mayores, y el hombre decidió ponerse a trabajar por cuenta ajena en la zapatería del pueblo. La mujer, en vez de trabajar para otros, decidió montar su propia panadería porque tenía una ilusión de montar su propia panadería y seguir con su sueño. Sus padres no admitieron aquello, y no paraban de ponerle trabas a aquella joven y a recordarle lo arriesgado que era aquello. Esta, haciendo caso omiso de aquellas advertencias, decidió seguir adelante con su plan de montar aquella panadería.

Su padre no le dejó ni un euro para montar aquella panadería, mientras a su hermano le dejó una gran cantidad de dinero para que pudiese comprar su propia casa e independizarse. Cada vez que ella iba a trabajar, su padre le ponía más difíciles las cosas para que llegase puntual y para que pudiese abrirla. Habló con mucha gente del pueblo para que le subiesen el alquiler y tuviese trabas a la hora de montar la panadería.

Ella sólo repetía que no quería que su padre le pagase la panadería, sólo quería que su padre le dejase de poner trabas a todo lo que intentaba montar. ¿Se imaginan ustedes un padre así?

Finalmente, la panadería salió adelante y se convirtió en la panadería más importante de la comarca. Esta mujer contrató a muchos trabajadores que pudieron tener un empleo digno y la oportunidad de trabajar gracias a esta mujer.

Pues señores, esto es lo que muchos emprendedores hoy en día sienten de su gobierno. No piden que el gobierno pague todos sus negocios ni sus nuevas empresas, pero sí piden una regulación que permita montar una empresa sin pagar miles de Euros y esperar tiempos eternos para obtener licencias para abrir. No piden medidas populistas en el mercado laboral como lo hacen CCOO y UGT, sino que piden un mercado laboral como el resto de los países avanzados del mundo. No piden que el estado nos pague la casa ni la hipoteca, pero sí piden que el estado favorezca fiscalmente a las empresas que hoy en día crean empleo. No piden que el presidente vaya a darles apoyo y ánimo, pero sí piden un ambiente más propicio para que los emprendedores puedan llevar a cabo sus ilusiones y levantar el país.

Ahora, cuando Rajoy ha propuesto una reforma educativa para ayudar a que se acepte socialmente a los emprendedores, muchos socialistas se echan las manos a la cabeza y dicen que eso es adoctrinamiento. (Los mismos que instauraron Educación para la ciudadanía…) Qué curioso…